domingo, 22 de abril de 2012

Montañita

Estaba sentado frente a la tienda sin un plan preciso, el tiempo pasaba y sin importar me rodearon los acentos, las ideas de viaje, un mar de culturas ansiosas de nada, un tiempo sin prisa.

De repente llegó el mensajero a venderme la risa más cara del mundo, la compré sabiendo que era la puerta o el hielo que rompería las culturas, después de eso "Chile'' desapareció pero dejó su mensaje.

La noche se dio entre cuentos de viaje, se hacían amigos en el camino, sus ideales eran los mismo "mexicano y galliebrio" caminaban juntos, uno de ellos conoció el amor en montaña el otro lo perdió ahí.

Sentados en medio de la tristeza se podía sonreír, no habían relojes, muchas ideas de libertad y de alguna forma ellos lo eran, les interesaba mi vida de oficina, al inicio creí que querrían sacar provecho de mi y finalmente yo saqué provecho de ellos.

Al unísono bebíamos del mismo vaso, me invitaron de su ron con cola, la francesa con su mirada de coqueta, intenté vender aretes para vivir, cruzamos la pipa sin preguntarme si fumaba o no, lo sobreentendieron todo.

Nadie se despidió, todo lo sobreentendimos, buen viaje.